domingo, 10 de junio de 2018

"CLAUS Y LUCAS", Agota Kristof



Más de diez años llevaba detrás de este libro. Los pocos ejemplares que encontraba disponibles, tenían un precio prohibitivo, y sólo mi persistencia y mis búsquedas recurrentes y periódicas a portales de librerías de segunda mano ha dado su fruto. Al final apareció a un precio, si no bajo, al menos asequible. 


Tengo que reconocer que antes de tener el libro, la persona que me lo recomendó me facilitó un ejemplar en archivo PDF. Pero no era lo mismo leerlo en pantalla que en papel, y hasta no tenerlo físicamente no he querido traerlo aquí.


Lo malo de desear mucho algo, es que a veces no se cumplen las expectativas creadas durante la espera. Tengo que decir que éste no ha sido el caso, y la demora ha merecido la pena.


"Claus y Lucas", de la escritora húngara Agota Kristof,  se compone de tres partes que fueron publiadas en su origen como novelas cortas independientes: "El gran cuaderno", "La prueba" y "La tercera mentira". No sé cual habría sido mi impresión si las hubiera leído sin formar parte de un todo. Para mí, es imposible imaginar la historia sin alguna de sus partes. El relato comienza con la llegada de los dos gemelos de cinco años a la casa de su abuela, llevados por su madre, en plena segunda guerra mundial, para protegerlos de los peligros y privaciones de la contienda. Nunca se alude al país en el que transcurre, pero es obviamente la Hungría natal de la autora.


Cada una de las partes está narrada en un estilo distinto. En la primera es una primera persona plural la voz que nos cuenta el día a día de los niños, arrancados del calor de su vida familiar y obligados a vivir con una abuela brutal que no les hace ninguna concesión, ni moral, ni sentimental, ni física. El estilo es duro, descarnado, desnudo de cualquier sentimiento, ceñido a los hechos rigurosamente. Ésta aspereza no deja de inspirar una emoción intensa al asistir a la dureza de la vida de los niños. Todos los sentimientos evitados en el estilo de la narración, se manifiestan inevitablemente en el lector


La segunda parte es una sorpresa absoluta. Cambia el punto de vista narrativo, y lo que parece que era de repente ya no lo es. Es importante la pista encerrada en el nombre de pila de los niños, que se compone de las mismas letras, alterando el orden puede formarse cada uno de los dos nombres. ¿Claus? ¿Lucas? ¿Ambos? ¿Ninguno? De repente todo lo que dábamos por hecho en el primer relato aquí parece perder veracidad. Reina la incertidumbre.


La tercera complementa y cierra el cículo de las otras dos. Volvemos a la narración autobiográfica en primera persona. Se responden preguntas, se resuelven misterios. O no, siempre queda un espacio para la duda. Una constante en la narración esa aspereza de la escritura, quizá aquí menor que en la primera parte, pero es una paliza psicológica.  La lectura deja una sensación amarga de soledad.  Desde luego, un libro único.


4 comentarios:

  1. Querida Ilona he estado un tiempo desconectada pero vuelvo con ganas.Un libro interesante sin duda,gracias por compartirlo.
    Espero que estés pasando un buen verano
    Un abrazo

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  2. Pues sí, cuando se desea tanto un libro luego podemos llevarnos decepciones. Me alegra que no haya sido el caso. Y desde luego lo tendré en cuenta.
    Besotes!!!

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  3. Ilona no conocía este espacio tuyo tan precioso...me encanta leer y me ha gustado mucho saber de este libro. Me alegra que lo encontraras y además con sus tres partes incluidas. Sobretodo si nos cuentas que separadas no hubiera sido lo mismo porque se necesitan unas de las otras.

    Me quedo por aquí también :) Besitos.

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  4. Hola Ilona!! Tiene una pinta estupenda, me lo anoto, y que nunca falten unas buenas Chiquilin. ¡Genial reseña! Besos!!

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