Desde que era estudiante, siempre he tenido en casa una máquina de escribir. Me encantaba utilizarla y escribía muchísimo con ella. La mía era y es una máquina preciosa y muy sólida, la Maritsa11 de fabricación búlgara. Es pequeña y estéticamente muy bonita, tiene maletín y se conserva perfectamente pese al mucho trote que ha llevado.
Estuve un tiempo sin poder escribir en ella porque la cinta de tinta se secó y como han dejado de fabricarlas pensé que no podría conseguir recambio, pero afortunadamente descubrí que en internet se consiguen fácilmente y ya con su tinta nueva, he podido volver a utilizarla.
Las máquinas de escribir me parecen maravillas mecánicas, mucho más bellas que los ordenadores actuales. Me encanta el sonido de las teclas al escribir, la campanita que suena al final de renglón, el traqueteo del carro... en fin, como con los libros de papel versus e-books, las máquinas de escribir no pueden hacerle sombra a los modernos dispositivos electrónicos.
Pese a eso, no seré yo quien niegue las maravillas del proceso tecnológico, claro está.
Pero animada por la posibilidad de volver a utilizar mi vieja máquina, me puse a buscar otra un poco más vintage aún, para ponerla a punto y además de utilizarla, poderle dar un uso decorativo. Y así es como llegó a casa la preciosa Olivetti Pluma 22. Muy ligera y cómoda de manejar, y en perfectas condiciones, sólo necesita un poco de limpieza para lucir en todo su esplendor. En las fotos está tal como llegó a casa, se puede ver que ha sido bien cuidada. Me encanta su diseño tan austero y funcional.
Estoy encantada con mis máquinas de escribir, soy una nostálgica, está claro.
Que bonitas son ! Que recuerdos mas tiernos me trae verlas.Yo tambien tuve una y quien nos iba a decir que iban a desaparecer,parecia algo impensable ver una oficina sin una de ellas.Besotes guapa.
ResponderEliminarSí, es cierto, formaron parte de nuestro paisaje durante mucho tiempo, pero todo pasa, como dijo el poeta.
EliminarGracias por la visita.
Yo tengo una Olivetti también y ya con lo que has escrito dan ganas de darle uso, que está la pobre arrinconada. Cuando era más joven llegue incluso a tener una eléctrica con teclado de ordenador, vaya tela jejeje.
ResponderEliminarUn besazo
Lo cierto es que los ordenadores son mucho más comodos de usar, tienen corrector, no te dejas los dedos al teclear... pero tanto facilitarnos la vida nos hace perder la capacidad de atención y concentración, creo yo. En las máquinas había que estar atentos a no hacer demasiadas faltas ortográficas, por ejemplo.
EliminarAbrazos.
Jo, qué bonitas. En una Olivetti aprendí yo mecanografía hasta tal punto que sigo aporreando el teclado por la costumbre de lo duras que eran las teclas de aquellas máquinas
ResponderEliminarBesos
Es verdad, yo también tecleo con bastante fuerza, vestigio de mis tiempos pre-informáticos. Yo no me doy mucha cuenta, pero mis hijos a veces me llaman la atención sobre ello, me dicen que me cargo los teclados :-)
EliminarSaludos.