Tengo en las estanterías muchos libros sin leer, y una lista de pendientes a la que le cuesta mermar, por la continua incorporación de nuevos títulos que se me hacen interesantes o la urgencia de unos sobre otros, que van siendo pospuestos casi eternamente. Uno de estos era "Memorias de Adriano", que sin exagerar, creo que llevaba unos 20 años esperando contarme su historia. Siempre me había dado un poco de respeto, nunca había leído nada de la autora y las críticas leídas sobre él, aunque favorables, me transmitían una sensación de altura intelectual a la que quizá yo no llegara.
Son muchas lecturas ya, y muchas obras más o menos sesudas, así que como me apetecía un libro no emasiado estenso y éste no lo es, me decidí a darle su oportunidad.
Pero lamentablemente debo decir que el bueno de Adriano me ha aburrido mucho. Su filosófico e intimista monólogo no ha conseguido penetrar ni en mi interés, ni en mis emociones. Durante su lectura muchas han sido las ocasiones en las que he tenido que releer párrafos enteros porque la mente se me iba a otro sitio. Y no digo que sea culpa del emperador romano, tal vez simplemente suceda que no ha sido el momento adecuado para conocernos. El caso es que me da pena cuando una espera de tantos años no fructifica, pero tengo que reconocer que ha sido un alivio poder pasar por fin a otra lectura. ¡Qué le vamos a hacer...!
Hola, Ilona!
ResponderEliminarMe alegra mucho que vuelvas a publicar aqui.
Siempre he pensado que la lectura es algo como la comida. Por muy exquisito y bien condimentado que esté un guiso no tiene por que gustarnos a todos, y eso no quiere decir que no se tenga un excelente paladar. Es simplemente cuestión de gustos y preferencias, o que en ese momento nos apetece comer más una cosa que otra. A mi me pasó algo parecido con el celebrado Ulises de Joyce que me aburrió soberanamente y al que si digo la verdad no encontré ni pies ni cabeza. Me temo que ese era un plato demasiado alambicado para mi gusto.
En cambio confieso que si he disfrutado mucho con el "guiso" de la Yourcenar; de hecho es un libro que he leido en diversas ocasiones y que me ha satisfecho todas ellas. Tal vez mi incombustible amor por el mundo clásico y el tono crepuscular que destila la novela sean los ingredientes que me lo hicieron tan amable y tan adecuado para leer a la hora de la siesta en calurosas tardes de verano.
Espero que tus próximas lecturas te sean más gratas y estimulantes. Me tienes pendiente de tus nuevas entradas.
Un abrazo muy fuerte!
Hola Tabitha, muchas gracias por la visita y el comentario. Tengo claro que este libro tiene mucho que ofrecer y unos méritos más que avalados, y siempre que tengo un desencuentro con una obra prestigiosa me invade una cierta desazón. Podría haberme obligado a leerlo hasta el final, pero no quería que se me hiciera antipático, así que opté por abandonar. No obstante, no quiere decir que no vuelva a intentarlo en un futuro, porque no sería la primera vez que mi enamoramiento llega al segundo o tercer intento. Me ocurrió con "Cien años de soledad" de García Márquez y "La fiesta del chivo" de Vargas Llosa y ambos al tercer intento me atraparon y se convirtieron en lecturas memorables.
EliminarEl "Ulyses" de Joyce es otro de esos que me dan miedo, y como tiene fama de ladrillo, tal vez sólo le de una oportunidad como entrenamiento para un reto de superviviencia extrema, jejeje...
Besos.