De repente, llegó la sinrazón. Se soltó la coleta y liberó los cabellos que cayeron a su espalda dándole un aspecto de adolescente recobrada de tiempos pasados. Se puso a bailar. Danzó mientras recorría la casa, al ritmo de melodías imaginadas en su mente: polca a través del salón, tango en el dormitorio, vals por los pasillos...Sorprendida de sí misma, agarró una maleta y empezó a meter prendas al azar, sin pensar aún en lo que hacía, sin pararse a pensar, para que no se apagase la maravillosa música que inundaba su mente. Agarró el bolso sin comprobar si contenía documentación o algún dinero. Acertó a ponerse unos zapatos, los primeros que pilló, y la primera chaqueta que se encontró al abrir el armario, aunque no se dio cuenta de quitarse el delantal. O se dio cuenta a medias y le importó un bledo, como a Rhett Butler.
Y se marchó. Ajena a todo, a la coliflor que se cocía en la cazuela, al teléfono que empezó a sonar en el preciso momento en el que cruzó el umbral de la puerta. A su trabajo al que no pensaba volver, a la vida que dejaba atrás...
dejar las cosas que nos atan y empezar una nueva vida es un sentimiento con el que un buen día puedes levantarte... muy bonito relato.
ResponderEliminarChema, creo que al menos el mero pensamiento es algo que todos hemos experimentado
EliminarMuy bueno!.
ResponderEliminarGracias Cris.
EliminarGenial, me lo he imaginado todo perfectamente, y es que creo que todas, en algún momento, hemos querido soltarnos la coleta... Besitos!
ResponderEliminarRossetti, ea que si la coleta aprieta demasiado, te pone un dolor de cabeza que no veas... Un abrazo, guapa.
EliminarHola: me encanta la historia porque cuántas veces nos habría gustado dejarlo todo e irnos sin reflexionar mucho en los actos que estamos llevando a cabo. Además de gustarme lo que cuentas y cómo lo cuentas, Rhett Butler es para mí el hombre… mi hombre. Me encantaba el actor y el personaje que representaba. Seguimos en contacto
ResponderEliminarEs curioso cómo Rhett Butler ha pasado a la historia por esa frase, cuando el personaje da para mucho más, pero yo al menos siempre que digo que algo me importa un bledo no puedo evitar acordarme de él. Besos.
EliminarQuerida Ilona
ResponderEliminarQuizás yo no sería tan valiente para hacerlo o tendría que estar demasiado desesperada...Creo que todas en algún momento hemos sentido ganas de huir por algún motivo y nos hemos dejado llevar por la sinrazón.
Un Beso
Yo tampoco podría, y la verdad es que hasta ahora los motivos no han sido lo suficientemente poderosos, pero bueno, algún ramalazo también me ha dado de vez en cuando, aunque sólo sea para imaginármelo, y de momento con eso me basta ;-))
EliminarBesos, Princesa.
La de veces que, sin fumar, he pensado en ir a por tabaco, Ilona.
ResponderEliminarTe vienes?
N.
Espérame, que voy p´allá :-P
EliminarMuy bueno, eso sí, la coliflor al cocerse deja un mal olor del carajo. Besos.
ResponderEliminarQué rica la coliflor, basta con abrir la ventana de la cocina mientras está en la cazuela, para que su peculiar olor no nos haga desistir de cocinarla. Lo mismo que con las sardinas, por ejemplo.
EliminarElla ni se acordaría de cerrar la ventana, seguro...
Me gusta leerte, Un hermoso texto.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga.
Otro para tí.
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