Ella está en el horizonte.
Me acerco dos pasos,
ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos
y el horizonte se corre
diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine
nunca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve:
para caminar.
A veces llega la tristeza. Trae las alas suaves de conformidades, los ojos bajos y la piel desnuda, y parece tan fácil entregarse, despojarse, poner bajo sus plantas el reino, los poderes y las armas, el amor sobre todo, y esos últimos retales que nos quedan de alegria A veces gana la tristeza; entonces, qué lujo de matices su victoria, qué fasto de sus grises y sus pardos ocupándolo todo. Buenos días, -he de decir-, tristeza, aquí me tienes.
Una breve entrada en un día importante para los trabajadores que tan malos tiempos estamos pasando. Mi saludo solidario en esta jornada a todas las personas de clase obrera y sobre todo a aquellos que se ven privados del derecho al trabajo.
Y ya que ayer no tuve ocasión de hacerlo, vaya hoy mi recuerdo para Ernesto Sábato, que supo guiarme a través de "El túnel", en una de las historias mas subyugantes que he leído. Descanse en paz.