Muchas veces me he preguntado cual de entre todos mis libros puedo considerar el libro de mi vida, ese especial entre los especiales, el que salvaría en caso de catástrofe. Hay más de uno, claro, son muchos años lectores y muchos momentos vitales buscando y esperando títulos largamente deseados como para que la selección se reduzca a uno sólo, muchos personajes que me acompañan tanto como el recuerdo de personas reales...
Pero hay uno que sí que puedo considerar el más especial, tanto por las circunstancias en las que me hice con él como por todo lo que después ha traído a mi vida: Ilona, de Hans Habe. Si, tal como parece, de ahí viene mi nombre en la red, se lo tomé prestado a mi amiga húngara, protagonista de la historia.
Descubrí el libro un verano que pasé en Cádiz, en casa de mis tíos. Un verano de mis 18 años que estuvo lleno de baños en el océano por la mañana y lectura por la tarde. No conocía ni al autor ni la obra me sonaba de nada, pero lo elegí de entre el puñado de títulos que habia a mi disposición en la biblioteca de mis tíos. En seguida me sedujo la historia, sobre todo por el contexto histórico, la Europa de finales del XIX y primera mitad del siglo XX, o sea, con las dos contiendas mundiales y la época de entreguerras. E Ilona, su hija Zita y su nieta Eva como hilos conductores y testigos y protagonistas de ese tiempo.
Cuando acabaron las vacaciones tuve que abandonar el libro, con gran pesar, ya que no era mío aunque sí que me dio tiempo a leerlo entero. De vuelta a casa, intenté buscar informacion sobre el autor y su obra, sin ningún resultado (no había internet como ahora) Imposible hacerse con otro ejemplar.
Hasta que mis tíos decidieron hacernos una visita, algo no muy frecuente porque nos separan muchos kilómetros. Me atreví a pedirle a mi tío que me trajera el libro y me lo regalara. Él no era lector habitual y sabía que no le importaría desprenderse de él. Así volvimos a reunirnos, ya para no separarnos jamás.

Nunca conocí a nadie que me diera datos sobre Hans Habe y su obra, nunca me encontré con otro ejemplar de
Ilona, y así transcurrieron 20 años e internet llegó a mi vida. Entonces el libro me proporcionó un encuentro fundamental en mi vida, en un foro literario entré a buscar información sobre él y allí conocí a un experto en literatura húngara que con el tiempo se convirtió en mi mejor referente sobre el tema. Gracias a él me enteré de que Hans Habe era un autor húngaro llamado en realidad Janos Bekessy y supe del resto de su obra. Se pueden encontrar cientos de ejemplares de sus libros en redes de libreros de viejo como Uniliber o Iberlibro, y yo en estos años me he hecho con bastantes. Pero
Ilona sigue siendo la preferida por todo lo que me ha dado.
Mi ejemplar está muy usado, bastante deteriorado, y siempre digo que tengo que comprar otro que tenga mejor estado de conservación, pero de momento, es el único que tengo.

Gracias
Ilona, por haberme dado tantas cosas a lo largo de tantos años.