NO VOLVERÉ A SER JOVEN
Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde -como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería y marcharme entre aplausos -envejecer, morir, eran tan sólo las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir, es el único argumento de la obra. Jaime Gil de Biedma |
Hace apenas dos días leía este poema...
ResponderEliminarSí, asumamos que no volveremos a ser jóvenes de cuerpo, pero la mente que nadie la controle, que sigamos siendo jóvenes, vitalmente jóvenes al pensar.
Un abrazo!
Curiosidad, capacidad para aprender y emocionarse siempre, son cualidades a conservar. O intentarlo, porque el envejecimiento del espiritu no sólo obedece a la poética voluntad, sino a la prosaica muerte neuronal.
ResponderEliminarUn beso, encantada de leerte por aquí.